LA CULPA



Este artículo sencillamente me fascinó, me llegó bien adentro, tanto que decidí compartirlo en mi blog, espero que lo puedas disfrutar.


LA CULPA

Mireia Darder


En las sociedades patriarcales, la norma dice que los hombres culpan a los demás y las mujeres se culpan a sí mismas. No obstante, es importante entender que se trata de un mecanismo socialmente aprendido: los hombres culpan a las mujeres y éstas sostienen la culpa. Así de sencillo. Este mecanismo es crucial por cuanto genera las dinámicas necesarias para garantizar el mantenimiento y continuidad de la preponderancia masculina. Además, dado que a las mujeres se las educa en unos valores y creencias que justifiquen su sentimiento de culpa, podemos afirmar que, en la medida en que la mujer la asume, sustenta a su vez el mecanismo que sostiene el patriarcado.

Julio Olalla, uno de los creadores del Coaching Ontológico, afirma que cuando sentimos culpa estamos transgrediendo algún valor personal. En el caso de las mujeres, muchas veces es porque hemos interiorizado los valores patriarcales que nos hacen culpables tan solo por el mero hecho de no ser hombres y, por tanto, perfectos. En resumen, se nos educa para sentirnos culpables.

En la propia construcción del mito de la creación en la Biblia, se culpa a la mujer de haber tentado a Adán. Es por nuestra culpa que salimos del Paraíso. Eva es la culpable de que Adán decidiera desobedecer el mandato de Dios. Y no solo eso, sino que además todos los símbolos que aparecen en el mito: la manzana, la serpiente o el árbol, representaban a la antigua diosa del Neolítico. Esta es la culpa original que nosotras cargamos y, de ahí, todas las demás.

La mayor acusación que hace el patriarcado a las mujeres es en torno a la violación. Si una mujer es violada, ya no vale. Y, peor todavía, es su culpa que le haya pasado. Hoy sabemos que la violación es un arma de guerra. Una de las más usadas y más violentas.

Violencia y sexualidad se unen en contra de las mujeres y en favor de los intereses del hombre. 

Pero ¿por qué tenemos que hacer frente a un doble castigo? Además de la violencia implícita en una violación, las mujeres tenemos que soportar el juicio moral y legal de una sociedad que casi siempre nos culpa por ser violadas. Si para el patriarcado lo más importante es mantener la estructura monogámica, es decir, controlar las relaciones sexuales —y especialmente a las mujeres— para saber de quién son los hijos, lo que hay que prohibir son las relaciones espontáneas, las que se dan de forma furtiva, instintiva y sin control. No puede existir sexualidad fuera de la relación conyugal para la mujer y, para evitar que esto ocurra, la violación se impone como el peor castigo que puede recaer sobre ella, culpándosele por ello y haciéndola sentir “casi muerta” si llega a suceder.

Al ocultarse, la sexualidad se vuelve perversa. Y, al relegarla a espacios oscuros y prohibidos, la llenamos de culpa. Debemos entender que mientras hay culpa, hay sumisión. La culpa pone de manifiesto que existe una regla dentro de nosotras mismas, que no hemos cumplido. Una creencia sobre cómo tienen que ser las cosas que nos hemos saltado. Pero, lo que no nos cuestionamos es por qué hemos asumido tal valor sin antes cuestionarlo. Cuando sentimos culpa es por algo que otra parte dentro de nosotras, distinta de los valores o creencias, ha realizado. Teniendo en cuenta que a las mujeres se nos educa para dejar de ser como somos, tal y como explicamos en el apartado anterior, es lógico que estos mecanismos emocionales aparezcan de vez en cuando y nos sintamos culpables. La salida a la culpa pasa por asumir que tenemos instintos y responsabilizarnos de ellos. Responsabilizarnos de nuestras ganas de explorar el mundo, de ser interesadas y curiosas a la vez. Nuestras ganas de jugar, de reírnos, de regularnos, de disfrutar de la comida, de permitirnos descansar y, por encima de todo, de vivir abiertamente nuestra capacidad para el placer, para el deseo y la lujuria. A todo esto, tenemos derecho tan solo por el mero hecho de existir. Son nuestros mecanismos instintivos de acción en el mundo. No dejes que te culpen por cosas que forman parte de tu naturaleza.

Te proponemos el siguiente ejercicio:
Haz la lista de todas las cosas de las que te sientes culpable.
Revisa cuántas de ellas tienen que ver con tu educación.
¿Tiendes a asumir más culpa que los demás, especialmente, más que los hombres que te rodean?

Este texto forma parte de libro ‘Mujer, deseo y placer’ (Editorial Vergara) Mireia Darder junto a Luana Salvadó y Eugénia Gallifa.

Comentarios

Entradas populares